miércoles, 25 de marzo de 2009

Argentina y el Síndrome Genovese

En Marzo de 1964, Catherine “Kitty” Genovese, una joven neoyorkina, fue apuñalada por la espalda a treinta metros de su departamento por Winston Moseley, un maquinista necrófilo.
Pero esto no es lo más aberrante en el caso Genovese. Espeluznante es el hecho de que el asesinato fue atestiguado por doce personas y ninguna intentó impedirlo. La víctima pasó a la historia a causa de la desidia.
Con el debate acerca de la inseguridad en un punto álgido, es menester por parte de la sociedad Argentina una reflexión y autocrítica acerca de qué hace cada individuo cuando presencia un delito. Casos como el de Kitty Genovese se dan a diario en nuestro país, no por nada llamado “el país del no te metás”. Frases como “por algo será”, “yo no vi nada”, “algo habrá hecho” aún sobrevuelan el inconciente colectivo argentino. El síndrome del “no seas buchón” está impregnado en nuestra cultura, al punto de transformarse en complicidad. Para el argentino es preferible ser encubridor que ser apodado “botón”.
Sumando esta costumbre a la tan mentada “viveza criolla”, (la cual celebra romper la ley o los códigos éticos sin ser atrapado) es preocupante concluir que el argentino promedio es un sujeto muy análogo al delincuente. Si personas de la llamada clase media cometen delitos de menor o mayor envergadura, es de esperar que dichas prácticas se acentúen en cualquiera de los dos extremos de la escala social.
Son cosas a tener en cuenta la próxima vez que alguien salga con la idea de la “mano dura”.